Aniversario del renunciamiento de Eva Perón
El 22 de agosto de 1951 la CGT convocó un Cabildo Abierto para proclamar la consiga: «Perón – Eva Perón, la fórmula de la Patria» para las elecciones que se celebrarían el 11 de noviembre. Ese día en las avenidas 9 de Julio y Belgrano, frente al entonces Ministerio de Obras Públicas, se reunieron más de 2 millones de personas, lográndose la manifestación más importante hasta entonces.
Ante esa multitud, y con una enfermedad que la hostigaba, Evita después de un inolvidable discurso y con una entereza y una sensibilidad inigualable, intenta disuadir a los compañeros y compañeras allí reunidos para no aceptar la candidatura a vicepresidente a través de unos diálogos más memorables entre ella y el Pueblo que la reclamaba.
“Compañeros: Yo no renuncio a mi puesto de lucha, renuncio a los honores. (…) Se lanzó por el mundo que yo era una mujer egoísta y ambiciosa y saben ustedes muy bien que no es así. Pero también saben que todo lo que hice no fue nunca para ocupar ninguna posición política en mi país. Yo no quiero que mañana un trabajador de mi patria se quede sin argumentos cuando los resentidos, los mediocres que no me comprendieron ni me comprenden, creyendo que todo lo que hago es por intereses mezquinos.”
Ante la insistencia de los trabajadores y trabajadoras, Eva Perón termina pidiendo unos días para pensar esta decisión. Pero el 31 de agosto de 1951, a las 20.30 horas, llegó la respuesta por cadena nacional de la propia Evita:
“Quiero comunicar al pueblo argentino mi decisión irrevocable y definitiva de renunciar al honor con que los trabajadores y el pueblo de mi patria quisieron honrarme en el histórico Cabildo Abierto del 22 de agosto. Ya en aquella misma tarde maravillosa que nunca olvidarán mis ojos y mi corazón, yo advertí que no debía cambiar mi puesto de lucha en el movimiento peronista por ningún otro puesto.(…) Yo sé que cada uno de los descamisados que me quiere de verdad, ha de querer también que nadie tenga el derecho a descreer de mis palabras y ahora, después de esto, nadie que no sea una malvado podrá dudar de la honradez, de la lealtad y de la sinceridad de mi conducta. Estoy segura que el Pueblo Argentino y el Movimiento Peronista que me lleva en su corazón, que me quiere y que me comprende, acepta mi decisión porque es irrevocable y nace de mi corazón. Por eso ella es inquebrantable, indeclinable y por eso me siento inmensamente feliz y a todos les dejo mi corazón.”
Y así fue. Ni el Movimiento Obrero ni la historia argentina puede reprocharle ni descreer de la sinceridad de sus palabras y de toda la lucha que hizo Evita por el pueblo argentino.
A 69 años, recordamos este evento que se lo conoce como el Renunciamiento Histórico de aquella Mujer que dignificó a las y los Descamisados, los olvidados y humildes de la Patria, y que supo estar a la altura de la Historia, estar junto al Gral. Perón, en pos de los trabajadores y trabajadoras.