16 de septiembre de 2024

Manifiesto Día Nacional de la Juventud

El próximo 16 de septiembre se cumple un nuevo aniversario de “La noche de los lápices”, fecha en la que celebramos un nuevo Día Nacional de la Juventud como recordatorio de una de las épocas más oscuras de nuestra Patria. Ese día del año 1976, en la ciudad de La Plata, diez jóvenes -de entre 16 y 18 años- fueron secuestrados, torturados y desaparecidos luego de haber participado de una movilización que tenía como consigna reclamar por el boleto estudiantil. Un suceso muy conocido que representa una de las tantas atrocidades cometidas por la última Dictadura Cívico – Militar.

Afortunadamente, y gracias a la voluntad democrática del Pueblo argentino, los y las jóvenes de hoy crecemos y nos desarrollamos en un contexto democrático. Podemos expresarnos, elegir a nuestros y nuestras representantes y, todavía pese a los protocolos represivos, salir a manifestarnos ante lo que consideramos injusto, arbitrario o un atropello a nuestros derechos.

Sin embargo, la situación de los y las jóvenes argentinos en términos de inclusión, no es muy auspiciosa. Si bien en Argentina hay un desempleo promedio del 7%, entre los y las jóvenes de 18 a 24 años ese porcentaje es tres veces mayor y asciende casi a un 20%. Además, de acceder a un empleo, lo más probable es que sea en condiciones indignas. Según el último informe de CIPPEC, la informalidad en los jóvenes es del 63%, casi el doble que el promedio general. A este escenario complejo en materia laboral, tenemos que sumar las dificultades para acceder a una educación de calidad. En Argentina sólo dos de cada diez estudiantes que comienza la primaria logra llegar al último año de secundaria en el tiempo previsto.

Según muchos analistas políticos, el voto joven fue central para la victoria de Javier Milei y teniendo en cuenta los datos con los que contamos, no parece una respuesta irracional en un país que acumuló prácticamente una década sin crecimiento y que, como consecuencia, no generó oportunidades para esta franja etaria. Comprender la situación socioeconómica de los y las jóvenes y nuestras frustraciones o demandas principales puede explicar en gran medida cómo llegamos hasta acá. Una juventud sin educación, sin trabajo y con dificultades enormes para acceder a un alquiler (porque la vivienda propia es hoy algo del plano de la utopía), tiene como resultado -como mínimo- una inconformidad con el presente y augura sin dudas un futuro de incertidumbre y exclusión.

El legado de Perón, en Mensaje a Los Jóvenes del Año 2000, nos recuerda que somos el motor del cambio y la esperanza para construir un país más justo. Y para eso es necesario trabajar, comprometerse, participar y formarse. En nuestro caso tenemos -el mal llamado privilegio- de tener un convenio colectivo, que es ejemplo en el mundo del trabajo, y una organización que nos respalda; y por eso, el deber histórico de defender los derechos conquistados por la lucha y la inteligencia de nuestra conducción.

Nuestra participación activa en la política y en las organizaciones de la sociedad civil es fundamental para impulsar cambios reales y construir un futuro mejor. Frente a la incapacidad de la política para atender a nuestras necesidades, creemos que la respuesta no puede ser la apatía ni el individualismo. Sin duda enfrentamos enormes desafíos y los tiempos que corren exigen de nosotros y nosotras nuevas respuestas, nuevas ideas y formas de comunicar lo que hacemos. Sin embargo, eso no puede hacernos perder lo esencial que es construir vínculos humanos. Recuperar el tan nombrado compañerismo que nos caracteriza y que es esencial para este colectivo que llamamos Familia Sanitarista.

Secretaría de la Juventud